“¿Es normal esto que siento?” “No conozco a nadie con mis síntomas, ¿debería preocuparme?” Hablamos de los síntomas raros de la menopausia, aquellos que resultan menos comunes pero igualmente incómodos para quienes los padecen.
Muchas mujeres experimentan este tipo de dudas cuando llegan a la menopausia. Porque más allá de los sofocos, los periodos descontrolados y los cambios de humor, hay síntomas raros o poco comunes de los que se habla menos.
Aunque cada vez son menos, los tabúes sobre la menopausia y el hecho de que sean síntomas “raros” y poco comunes, hace que muchas veces exista una cierta desinformación sobre ellos. Esto puede llevar a una preocupación excesiva y a pensar que puede haber alguna otra causa que los esté provocando.
En cualquier caso, ¿qué se puede considerar un síntoma “raro” de la menopausia? Para ello no existe una verdad absoluta. Lo más recomendable es que te fijes en cualquier cambio fuera de lo habitual. Es decir, distinto a lo que tú consideras “normal”.
Síntomas raros o menos comunes en la menopausia
Aunque suene contradictorio, los síntomas raros o poco frecuentes de la menopausia son bastante comunes, pero menos que los sofocos o el insomnio. Se trata de molestias como picores o piel seca que sufren miles de mujeres y aunque estén relacionados con los cambios hormonales, no se reconocen tanto como una consecuencia directa de la menopausia.
Tener información precisa sobre el proceso que está atravesando tu organismo te ayudará a aceptar, entender y hasta prevenir estos síntomas raros de la menopausia. Veamos en profundidad cuáles son:
Picores en la menopausia
Los picores son uno de los síntomas menos conocidos de la menopausia.
Y es que la caída de estrógenos provoca a su vez una pérdida de colágeno.
El colágeno es la proteína encargada de unir los tejidos de la piel y proporcionarle elasticidad. Por eso es normal que al reducirse la cantidad de colágeno en la premenopausia o menopausia, experimentes cambios en tu piel en forma de picor o comezón en algunas partes de tu cuerpo.
Para evitar esa molesta sensación en tu piel es recomendable que te duches con agua tibia, no demasiado caliente. Utiliza productos naturales para tu piel y busca especialmente productos con componentes hidratantes.
Del mismo modo, cuando elijas tu ropa procura optar por tejidos suaves y no irritantes a la hora de vestir. Prioriza aquellos que son naturales: algodón, lino, seda antes que los sintéticos. Y por supuesto, bebe agua de manera habitual para mantenerte hidratada. Seguramente ya sabes que el alcohol y el tabaco son un enorme NO en lo que se trata del cuidado y la salud de tu piel.
Un picor que suele ser especialmente molesto es el provocado por la sequedad vaginal. En la premenopausia y menopausia la zona de la vagina pierde su lubricación natural, lo que puede provocar irritación y picor, además de molestias durante las relaciones sexuales. Para ello existen lubricantes naturales en distintos formatos. Pregunta en tu farmacia y no sufras sin necesidad.
Piel seca en la menopausia
La piel suele experimentar cambios en la menopausia, ya que los cambios hormonales provocan una pérdida de elasticidad. El rostro es la zona que más sufre esa pérdida de elasticidad y provoca una piel más fina, más seca y menos firme. Todo ello favorece la aparición de arrugas y otras señales de envejecimiento.
La grasa que antes se repartía de forma equilibrada por el cuerpo, ahora abandona la cara, cuello, manos y brazos para concentrarse en otros puntos, como el abdomen o los muslos. La zona del pecho y el escote también pueden perder su elasticidad habitual.
Seguramente ya sabes que el sol es el enemigo número 1 de tu piel: provoca arrugas, manchas y envejecimiento prematuro. Por eso es vital que tengas la edad que tengas uses protección solar durante todo el año y no te expongas directamente a los rayos del sol. Y en la menopausia más.
En esta época de cambios hormonales se reduce la melanina que sirve de protección a la piel por lo que los daños que pueda provocar el sol son más marcados. La piel del rostro, que es especialmente vulnerable y tiene una exposición mucho mayor que otras partes del cuerpo, es la zona a proteger.
Pero que nadie entre en pánico: la tecnología dermocosmética ha avanzado mucho y existe una gran oferta en cremas solares para todos los tipo de piel y necesidades. Pregunta en tu farmacia por una crema solar de alta protección que contenga antioxidantes y que proteja de todos los tipos de radiación.
Por supuesto, dejar de fumar, mantenerte hidratada, una alimentación equilibrada y saludable y un descanso reparador son otros buenos hábitos que ayudan a mantener la vitalidad de tu piel.
Vello en la cara en la menopausia
Entre otros cambios hormonales que aparecen con la menopausia está el crecimiento del vello en la cara, especialmente en las zonas del mentón y el labio (también llamado bigote).
De hecho, hay estudios(1) que revelan que hasta 4 de cada 10 mujeres experimentan un crecimiento excesivo del vello en el rostro tras entrar en la menopausia.
¿A qué se debe? Se debe principalmente a que la disminución de estrógenos va acompañada de un aumento de andrógenos por parte de los ovarios. Los andrógenos son las hormonas masculinas por excelencia, y las responsables de este incómodo crecimiento del vello.
Afortunadamente, si los vellos en la menopausia te resultan un problema, existen múltiples métodos para eliminarlos. Entre ellos los más tradicionales, como la cera o las pinzas, aunque también puedes recurrir a la depilación láser o la fotodepilación debido al grosor de ese vello.
En cualquier caso, si decides eliminar esos vellos (ya que al fin y al cabo es una opción), lo más importante es elegir el método con el que más cómoda te sientas.
Pérdidas de orina en la menopausia
Otro de los síntomas menos conocidos de la menopausia (o uno que es bastante tabú) son las pérdidas de orina. Y estas también se deben al descenso de estrógenos, que provoca un debilitamiento en los músculos que controlan la vejiga.
Eso sí, hay que tener en cuenta que puede afectar más a las mujeres que han tenido embarazos, ya que durante los últimos meses de la gestación esa zona debe soportar bastante peso y si no se ha trabajado de manera específica, con los años va perdiendo flexibilidad.
Las pérdidas de orina en la menopausia están directamente relacionadas con la pérdida y/o debilitamiento del suelo pélvico. De ahí que en alguna ocasión sientas que sin previo aviso te haces un poco de pis. Lo más habitual es que dichas pérdidas se produzcan en momentos en los que el cuerpo realiza un esfuerzo, como toser, estornudar o reír.
Como podrás imaginarte, las pérdidas de orina son un tema que suele avergonzar y preocupar a muchas mujeres en la menopausia, a pesar de que es un síntoma totalmente normal. Por miedo a tener alguna de estas pérdidas involuntarias, muchas mujeres deciden limitar su vida social en lugares públicos.
Pero que no cunda el pánico: para las pérdidas de orina también hay solución, o al menos, hay mucho que tú puedes hacer.
Según la cantidad de pérdidas de orina que tengas, tu suelo pélvico estará más o menos debilitado.
Una de las formas más efectivas de prevenir las pérdidas de orina es a través del fortalecimiento de los músculos de la zona pélvica. Y para ello son especialmente recomendables los ejercicios de Kegel, que ayudan a fortalecer la zona del suelo pélvico de manera muy específica.
Los ejercicios de Kegel te ayudan a entrenar estos músculos realizando contracciones voluntarias del suelo pélvico. Si te lo estás planteando, recuerda que es recomendable buscar el asesoramiento de un fisioterapeuta o profesional de la salud para que analice tu caso de forma individual.
Si crees que tu caso no es grave y que no necesitas hacer estos ejercicios tan específicos (aunque ten en cuenta que siempre vienen fenomenal), puedes probar otras actividades. Una de las más reconocidas por sus múltiples beneficios es el pilates, que favorece también una mejora de la postura corporal y fortalecimiento de los músculos del abdomen y de la espalda.
La natación, caminar o andar en bicicleta también te ayudarán a fortalecer los músculos del suelo pélvico.
Referencias:
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Results Diffuse generalized hair loss was the most common form of scalp hair loss, reported by 26% of women. Frontal hair loss was reported by 9% of women. Facial hair gain was cited by 39% of females with the chin being the most frequent site for new growth (32% of women). Body hair loss was significantly correlated with older age (P < 0·001) and was most frequent at androgen-sensitive sites. We noted two patterns: (i) diffuse hair loss in which diffuse generalized scalp hair loss was significantly correlated with body hair loss and increasing age (P < 0·05); and (ii) frontal hair loss which was associated with higher facial hair scores and relatively younger age (P < 0·05) compared with women with diffuse hair loss. https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/j.1365-2133.2010.10156.x